Para E.C.
Me gustaría no ser escritor, ser un músico fantástico. Escribirte un tango que haga palpitar tu corazón, vivir en tus venas, que te pongas a bailar como si un rayo lento se impregnara en tus pies y sientas el romance en ti, pero el destino es caprichoso y sólo podemos imaginar que estas letras son música, que te invade, que son elegantes como el movimiento de la pierna, como el cuadro que se dibuja en el suelo cuando se baila, podemos imaginar que esto te lo estoy diciendo al oído o que me ves a los ojos y yo siento que estás rodeada de flores blancas, que te tambaleas entre las flores infinitas, como si cada pétalo fuera una sonrisa entre tú y yo. Sólo podemos imaginar porque la realidad no nos alcanza.
Me siento feliz de que estés viva y de poderte ver emocionada tras una taza de café, pensativa tras un abrazo, llena de esperanza después de cada plática y yo emocionado, como un hombre nuevo después de verte reír de algún chiste bobo o de algún proyecto que aún no realizo.
Me siento feliz de que estés viva y de poderte ver emocionada tras una taza de café, pensativa tras un abrazo, llena de esperanza después de cada plática y yo emocionado, como un hombre nuevo después de verte reír de algún chiste bobo o de algún proyecto que aún no realizo.
Festejo que existes porque te quiero mucho, mi querida estratega.