viernes, 31 de diciembre de 2010

Love me do para inadvertidos

Eran las 7:20 de la mañana y la fila para entrar al metro Tasqueña rebasaba la puerta principal. Veinte minutos antes el servicio había sido cancelado por un motivo desconocido; desesperación y descontento eran el lugar común del rostro de la gente. Si el cálculo no falla, más de 300 personas ponían a prueba la paciencia. 


—El servicio va a tardar, si gustan vayan a otro lado— gritaba un hombre calvo, vestido con un traje café mal planchado.


Cuando los torniquetes se liberaron a las 7:36, como anunciando un grito de guerra todos comenzaron a tirar codazos, las majaderías y el chinga tu madre eran lugares comunes, un puñetazo voló a la cara de alguien y por suerte no acertó. Empujones, gritos, golpes y la armónica empieza a bailar en las bocinas generales, Love me do de los Beatles empieza a sonar a todo volumen.


Sonrío y entre empujones incrusto mi boleto para entrar. A unos pasos de mí una señora me mira.


—Es bien curioso esto ¿verdad?


—Si la gente respetara sería mejor


—Pero yo digo de la canción, lo de la gente ya es costumbre


—¿Cuál canción?


Fingí una sonrisa amable y seguí mi paso mientras volteaba para mirar la agresividad al ritmo del amor, en un día cualquiera en el Metro de la ciudad de México. 

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